Titirimundi 08
Hasta el 15 de Mayo Segovia será un año más la capital mundial de las marionetas, ya que se está celebrando la XXII edición del Festival Internacional de Teatro de Títeres, Titirimundi.
De nuevo esta muestra del arte de los titiriteros se extiende a otras ciudades castellano leonesas como Valladolid, Burgos, Ávila, Salamanca, Soria, León, Palencia, Miranda de Ebro, Aranda de Duero, Medina del Campo y Toro; y además la Comunidad de Madrid, se deja contagiar un año más para regocijo de niños y mayores.
Por desgracia este año sólo hemos podido pasar un día recorriendo las calles de Segovia, pero ha sido tiempo suficiente para poder encontrarnos con algunos de los protagonistas de Titirimundi, un festival dirigido por Julio Michel que ha dignificado este tipo de teatro presentando a un público fiel, nutrido y crecedero un sin fin de propuestas de calle y escenario para niños y mayores.
Como ejemplo sirvan los siguientes espectáculos:
Devinocomedia y El circo de Madera, de Karromato (República Checa):
En Devinocomedia, como nos comenta Quico, se muestran “diversas escenas cómicas, en las que, con un ritmo vertiginoso y un humor lleno de doble sentido, se sigue el proceso desde que se planta la uva y se recolecta, hasta la elaboración, embotellado y alegre consumo del vino.” Todo ello representado en un enorme barril.
Por su parte Circo de madera nos acerca a los números de variedades que, “en el siglo XIX, servían para entretener al público en los intermedios de las representaciones teatrales de marionetas”.
Merma nunca muere, de Joan Baixas (España):
Un montaje de teatro visual de calle con las marionetas grotescas pintadas por Joan Miró en el cuál, partiendo de la fascinación por el Ubú rey de Jarry, se nos habla del esperpento al que puede (y suele) llevar el ejercicio absurdo del poder.
Se lo contó el propio Joan Baixas a Leticia Audibert al borde de una fuente.
¡Que viene el Lobo!, de Kamante Teatro (España):
En esta obra, premio FETÉN 2007 a la mejor actriz y al mejor espectáculo, los integrantes de la compañía asturiana Kamante Teatro nos cuentan las peripecias que tiene que vivir un lobito de zoológico que quiere salir de su jaula y recorrer el mundo. Para ello tendrá que asistir a la Escuela de Lobos Feroces, en la que se licenciará tras comerse a alguno de los personajes de Caperucita o de Los tres cerditos.
De nuevo esta muestra del arte de los titiriteros se extiende a otras ciudades castellano leonesas como Valladolid, Burgos, Ávila, Salamanca, Soria, León, Palencia, Miranda de Ebro, Aranda de Duero, Medina del Campo y Toro; y además la Comunidad de Madrid, se deja contagiar un año más para regocijo de niños y mayores.
Por desgracia este año sólo hemos podido pasar un día recorriendo las calles de Segovia, pero ha sido tiempo suficiente para poder encontrarnos con algunos de los protagonistas de Titirimundi, un festival dirigido por Julio Michel que ha dignificado este tipo de teatro presentando a un público fiel, nutrido y crecedero un sin fin de propuestas de calle y escenario para niños y mayores.
Como ejemplo sirvan los siguientes espectáculos:
Devinocomedia y El circo de Madera, de Karromato (República Checa):
En Devinocomedia, como nos comenta Quico, se muestran “diversas escenas cómicas, en las que, con un ritmo vertiginoso y un humor lleno de doble sentido, se sigue el proceso desde que se planta la uva y se recolecta, hasta la elaboración, embotellado y alegre consumo del vino.” Todo ello representado en un enorme barril.
Por su parte Circo de madera nos acerca a los números de variedades que, “en el siglo XIX, servían para entretener al público en los intermedios de las representaciones teatrales de marionetas”.
Merma nunca muere, de Joan Baixas (España):
Un montaje de teatro visual de calle con las marionetas grotescas pintadas por Joan Miró en el cuál, partiendo de la fascinación por el Ubú rey de Jarry, se nos habla del esperpento al que puede (y suele) llevar el ejercicio absurdo del poder.
Se lo contó el propio Joan Baixas a Leticia Audibert al borde de una fuente.
¡Que viene el Lobo!, de Kamante Teatro (España):
En esta obra, premio FETÉN 2007 a la mejor actriz y al mejor espectáculo, los integrantes de la compañía asturiana Kamante Teatro nos cuentan las peripecias que tiene que vivir un lobito de zoológico que quiere salir de su jaula y recorrer el mundo. Para ello tendrá que asistir a la Escuela de Lobos Feroces, en la que se licenciará tras comerse a alguno de los personajes de Caperucita o de Los tres cerditos.
Como nos comentó Luis Vigil, “es la historia de un viaje, del tránsito hacia la madurez: el protagonista deberá vencer el miedo y llegar al final sin tener que renunciar a su propia identidad.”
Vulgarcito y Entre Diluvios, de La Chana (España):
En ambas obras los salmantinos de La Chana nos muestran la cara menos amable del mundo.
Según nos contó Jaime Santos, Vulgarcito “Es una dramatización muy libre del famoso cuento Epaminondas convertido en espectáculo de teatro de objeto y dirigido a un público infantil y familiar.” La historia de un reino triste en el que vive un niño... “vulgar, vulgarcito. Ni triste ni mandangas, vulgarcito. Y con pan o sin pan, se llamaba Juan.”
En Entre diluvios “se analizan, a través de pasajes bíblicos (la Creación, el Paraíso, Caín y Abel, El Arca de Noé, Sodoma y Gomorra, el Libro de Eclesiastés) algunos conflictos fundamentales del hombre”.
Seas of Organillo, de Stephen Mottram (Reino Unido):
Está inspirado en los libros “The Aquatic Ape Hipótesis” de Elaine Morgan y “A Child is Born”, de Lennart Nilsson, y en él se nos habla de la vida y la muerte, de la unión del hombre y la mujer, pero desde una visión que mezcla las pinturas de Max Ernst con las interpretaciones más freudianas.
La música con la que este artistazo británico ambienta esta narración subacuática es del argentino Sebastián Castagna, y fue creada a partir de algunas grabaciones de un organillo de calle que construyó el mismo Mottram.
Como veis propuestas gustosas de Teatro de Marionetas, algunas de ellas verdaderamente vanguardistas, en una nueva edición delicatessen de Titirimundi
Vulgarcito y Entre Diluvios, de La Chana (España):
En ambas obras los salmantinos de La Chana nos muestran la cara menos amable del mundo.
Según nos contó Jaime Santos, Vulgarcito “Es una dramatización muy libre del famoso cuento Epaminondas convertido en espectáculo de teatro de objeto y dirigido a un público infantil y familiar.” La historia de un reino triste en el que vive un niño... “vulgar, vulgarcito. Ni triste ni mandangas, vulgarcito. Y con pan o sin pan, se llamaba Juan.”
En Entre diluvios “se analizan, a través de pasajes bíblicos (la Creación, el Paraíso, Caín y Abel, El Arca de Noé, Sodoma y Gomorra, el Libro de Eclesiastés) algunos conflictos fundamentales del hombre”.
Seas of Organillo, de Stephen Mottram (Reino Unido):
Está inspirado en los libros “The Aquatic Ape Hipótesis” de Elaine Morgan y “A Child is Born”, de Lennart Nilsson, y en él se nos habla de la vida y la muerte, de la unión del hombre y la mujer, pero desde una visión que mezcla las pinturas de Max Ernst con las interpretaciones más freudianas.
La música con la que este artistazo británico ambienta esta narración subacuática es del argentino Sebastián Castagna, y fue creada a partir de algunas grabaciones de un organillo de calle que construyó el mismo Mottram.
Como veis propuestas gustosas de Teatro de Marionetas, algunas de ellas verdaderamente vanguardistas, en una nueva edición delicatessen de Titirimundi
Una Biblioteca Heredada: El objeto animado (Óscar Horacio Caamaño)
ResponderEliminarUna Biblioteca Heredada: Peregrina y extranjera [Marionetas de Sicilia] (Marguerite Yourcenar)
ResponderEliminarUna Biblioteca Heredada: Psicomagia [El acto teatral] (Alejandro Jodorowsky)
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