Hoy compartiremos travesía con el escritor madrileño
Javier Azpeitia, conocido también por sus aventuras editoriales en
Lengua de trapo y, más recientemente, en
451 Editores. Hoy nos acompañará en su papel de escritor, y llevando como único equipaje su última novela que paradójicamente edita
Tusquets. Su título es toda una provocación:
Nadie me mata.
Se trata de un thriller ambientado en Madrid, en un futuro cercano y asumible, aunque aterrorizador: terrorismo, gripe aviar (¿qué habrá sido de ella?), obras por doquier (eso ya es parte del paisaje capitalino)… y unos personajes que, cada uno a su manera, son el protagonista. Ahí reside el misterio, en esa conciencia que va y viene de uno a otro cuerpo siendo testigo, víctima o daño colateral de un crimen y, por supuesto, sintiendo el dolor, el placer, el amor, el temor y el deseo de la manera personal que lo haría cada uno de sus anfitriones.
Por alguna razón
Nadie me mata me ha llevado a pensar en la película
Memento, de
Christopher Nolan, que curiosamente debe su título al latinajo
memento mori, es decir, recuerda que has de morir. Lo que sucede es que en aquélla, el quid de la cuestión estaba en la memoria, o más bien en la amnesia que obligaba al protagonista a tirar de polaroid para recordar quién era él, quiénes los que le rodeaban y cómo resolver un crimen. En
Nadie me mata, que más allá de rolletes filosóficos y abrumadoras reflexiones sobre la identidad y tal es una obra de suspense muy cinematográfica –podemos incluso ver una película titulada
Metempsicosis–, la memoria permanece por encima de la genética, pero el azar, a veces disfrazado de casualidad es el único que tira porque le toca. Estamos en sus manos que, al fin y al cabo, son las de
Javier Azpeitia.
Veremos qué nos cuenta esta misma tarde. Al menos sacaremos el nombre de una buena tasca madrileña, de las de La Latina, de eso estoy seguro.