Ayer pasó por la nave
Albert Vidal, dramaturgo y actor catalán que ha dedicado su vida a nadar contracorriente en las azarosas aguas escénicas españolas.
Albert acaba de representar en
Madrid (
Teatro de la Abadía) el espectáculo
Soy la solución, en el cual combinando canto, danza y discurso condensa el mito del advenimiento del
Príncipe que ha venido desarrollando desde los años ochenta.
El personaje protagonista, el
Príncipe, surge de la confluencia de dos energías antagónicas: la Serpiente del conocimiento (que ha superado las pruebas del Mundo, el Demonio y la Carne tras un largo letargo en las profundidades de la Tierra) se entrega como alimento al Nenúfar. De la unión de reptil y flor nacerá
Kugu, el Príncipe de los Sentidos.
¿Un príncipe telúrico? ¿un enano de feria? Por lo que nos cuenta
Albert ambas cosas: un bufón iluminado; el
Príncipe es “un personaje andrógino que, con una visión inocente de la vida, la mira con una feliz crueldad, cercana a la escena festiva". Cuando el
Príncipe desciende y se presenta ante los mortales (deseosos de escuchar su palabra taumatúrgica, que salva por la sabiduría) va desvelando los desastres que ha provocado el hombre, cual gallina sin cabeza, en su obsesión por ser cada vez “mejor”.
El primero de esos desastres quizás sea, simplemente, dejar de ser un niño y por eso
Albert Vidal pone en escena situaciones que no pueden dejar indiferente a nadie. Ha llegado a encerrarse en una jaula del zoológico (El hombre urbano, 1984), o a ser enterrado en un fragor de tambores (Alma de serpiente, 1987). Su bagaje incorpora la herencia de
Jacques Lecoq, Dario Fo y Kazuo Ohono; pasa el bufón por el chino del teatro butoh, y lo enriquece (otros lo cuecen) con técnicas de canto y danza de
Bali, Japón, Níger, Mongolia... a pie de yurta ha estudiado “los cantos guturales khoomii de
Mongolia, y las culturas del centro del continente asiático:
Tuva, Mongola, sur de
Siberia...” Allí la serpiente mudó de piel, y encontró un latido (¿amniótico?) sagrado. La memoria sonora primigenia.
Los Cantos Telúricos.