Cultivos (Julián Rodríguez)
El escritor cacereño Julián Rodríguez nos presenta esta tarde su última obra Cultivos. Se trata del segundo volumen del ciclo "Piezas de resistencia" que iniciara en 2004 con Unas vacaciones baratas en la miseria de los demás (Caballo de Troya), un libro autobiográfico.
En Cultivos nos enfrentamos a una mezcla de memorias, con fragmentos de diario y unas cuantas notas de ensayista, escritor o editor, uno no sabe quién toma la pluma en cada caso.
Lo que sí parece claro es que Julián Rodríguez reivindica sus orígenes rurales, reniega del trabajo de la tierra, sigue asombrándose ante el poder de la palabra (aunque sólo sea como arma de distracción masiva) y nos presenta a cientos de conocidos (esos que han escrito la miríada de libros de la que se nutre) entre los que encontramos a Kundera, Peter Handke, Thomas Bernhard, Beckett, Maiakowski, Pasolini, Lévi-Strauss o Cervantes.
Otro de los asuntos que Julián Rodríguez reivindica, más allá de la memoria sentimental y de ese mundo rural que ya no está (aunque parece que hace mucho tiempo de aquello) es la capacidad de cultivarse que tiene el hombre. O de no hacerlo, aunque a conciencia.
Lo que sí queda claro es que estamos ante uno de esos escritores de la ¿Generación Nocilla? Dejémoslo en la Generación Jilimoje, porque si empiezas a mojar en sus páginas, seguro que “picas” más de la cuenta.
Por cierto que Julián Rodríguez, éste de la derecha, es director literario de la Editorial Periférica... no me mires así, hombre...
En Cultivos nos enfrentamos a una mezcla de memorias, con fragmentos de diario y unas cuantas notas de ensayista, escritor o editor, uno no sabe quién toma la pluma en cada caso.
Lo que sí parece claro es que Julián Rodríguez reivindica sus orígenes rurales, reniega del trabajo de la tierra, sigue asombrándose ante el poder de la palabra (aunque sólo sea como arma de distracción masiva) y nos presenta a cientos de conocidos (esos que han escrito la miríada de libros de la que se nutre) entre los que encontramos a Kundera, Peter Handke, Thomas Bernhard, Beckett, Maiakowski, Pasolini, Lévi-Strauss o Cervantes.
Otro de los asuntos que Julián Rodríguez reivindica, más allá de la memoria sentimental y de ese mundo rural que ya no está (aunque parece que hace mucho tiempo de aquello) es la capacidad de cultivarse que tiene el hombre. O de no hacerlo, aunque a conciencia.
Lo que sí queda claro es que estamos ante uno de esos escritores de la ¿Generación Nocilla? Dejémoslo en la Generación Jilimoje, porque si empiezas a mojar en sus páginas, seguro que “picas” más de la cuenta.
Por cierto que Julián Rodríguez, éste de la derecha, es director literario de la Editorial Periférica... no me mires así, hombre...
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