miércoles, abril 27, 2005

Canalejas tertuliano

Leyendo las Notas de una vida, del Conde de Romanones, uno puede llegar a descubrir las motivaciones que llevan a un hombre a la política. A pesar de envolver sus secretos deseos en el celofán del progreso y el interés del pueblo, Romanones deja bien claro que buscaba el poder, y que no dudaba en sacrificar a sus amigos con tal de conseguirlo. Pero además, en las páginas de estas memorias encontramos a todos esos personajes que protagonizaron la convulsa época de la Regencia y que acabaron desalojando a Alfonso XIII para imponer la República que a tantos decepcionó.
Una de esas figuras es la de Canalejas, líder de la facción progresista del partido Liberal, que, por lo que cuenta el autor, podría perfectamente haberse dedicado a las tertulias radiofónicas si hubiese vivido en nuestros días.
Situémonos en los banquetes que se celebraban en el Nuevo Club:


Canalejas dejaba correr a borbotones lo que constituía uno de sus mayores defectos: la malignidad; malignidad, en el fondo, inocente, inspirada no por la intención de hacer daño, sino por el deseo de que la risa siguiera a sus punzantes gracias. Maestro como pocos en el arte de la imitación, no tenía rival para imitar la voz, el ademán y el gesto de aquellos a quienes hacía blanco de su ingenio, poniéndolos a veces en ridículo.

Notas de una vida
Conde de Romanones

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