A cien millas de Manhattan (Guillermo Fesser)
Ya que estamos recorriendo durante el programa los paisajes estadounidenses, no viene nada mal el libro que os presento a continuación: A cien millas de Manhattan, del popular Guillermo Fesser de Gomaespuma. Uno de mis dioses del Olimpo de Grandes Hombres de la Radio.
Guillermo Fesser estuvo un par de años viviendo en Rhinebeck, un pueblecito del estado de Nueva York que, según sus palabras, “es muy bonito, como una maqueta del Ibertren". Allí, A cien millas de Manhattan, Guillermo se encontró con un país sorprendente habitado por personajes cuyas historias pedían a gritos un libro. Por eso ha vertido todo lo vivido en estas páginas que mezclan el libro de viajes con el reportaje periodístico, y nos descubren unos EEUU muy alejados de los tópicos.
De entrada se trata de un país con una intensa vida rural, pero no sólo de boina a rosca; como dice Fesser, en los pequeños pueblos hay grandes industrias punteras, por lo que no es raro encontrarse en la panadería al señor que inventó el código de barras, eso sí, enfundado en una camisa de leñador.
La proximidad de la naturaleza en un continente exageradamente feraz es lógica. La vida tiene un importante componente estacional, por eso a lo largo de los meses en los que el autor ha dividido su obra iremos viviendo la llegada del Otoño, las nieves del invierno, la primavera con sus olores y el tórrido verano. Y además lo haremos con actividades como la recogida del jarabe de sirope de los árboles, las limonadas a la puerta de casa, la limpieza de las hojas del jardín...
A cien millas de Manhattan uno se pone cara a cara con la gente. Personas amables con ganas de aprender cosas que nos desvelarán misterios como el del vapor que emana del suelo de la gran manzana, algunos capítulos de la historia de los USA, y un sinfín de curiosidades que le hacen a uno plantearse que, si visita los Estados Unidos, quizás merezca la pena escapar del circuito y sumergirse en esa jugosa cotidianeidad. El famoso, aunque tergiversado, “american way of life”.
Por cierto, aunque todo lo anterior lo encontraréis en las páginas de A cien millas de Manhattan no os penséis que no hay críticas a las fisuras de aquel sistema. Las hay, pero se plantean de un modo constructivo. El único que puede plantearse alguien como Guillermo Fesser, casado con una norteamericana oriunda de Rhinebeck, el pueblo que le acogió.
Aquí podéis empezar a leer las primeras páginas de este libro por cortesía de la editorial que lo publica, Aguilar.
Guillermo Fesser estuvo un par de años viviendo en Rhinebeck, un pueblecito del estado de Nueva York que, según sus palabras, “es muy bonito, como una maqueta del Ibertren". Allí, A cien millas de Manhattan, Guillermo se encontró con un país sorprendente habitado por personajes cuyas historias pedían a gritos un libro. Por eso ha vertido todo lo vivido en estas páginas que mezclan el libro de viajes con el reportaje periodístico, y nos descubren unos EEUU muy alejados de los tópicos.
De entrada se trata de un país con una intensa vida rural, pero no sólo de boina a rosca; como dice Fesser, en los pequeños pueblos hay grandes industrias punteras, por lo que no es raro encontrarse en la panadería al señor que inventó el código de barras, eso sí, enfundado en una camisa de leñador.
La proximidad de la naturaleza en un continente exageradamente feraz es lógica. La vida tiene un importante componente estacional, por eso a lo largo de los meses en los que el autor ha dividido su obra iremos viviendo la llegada del Otoño, las nieves del invierno, la primavera con sus olores y el tórrido verano. Y además lo haremos con actividades como la recogida del jarabe de sirope de los árboles, las limonadas a la puerta de casa, la limpieza de las hojas del jardín...
A cien millas de Manhattan uno se pone cara a cara con la gente. Personas amables con ganas de aprender cosas que nos desvelarán misterios como el del vapor que emana del suelo de la gran manzana, algunos capítulos de la historia de los USA, y un sinfín de curiosidades que le hacen a uno plantearse que, si visita los Estados Unidos, quizás merezca la pena escapar del circuito y sumergirse en esa jugosa cotidianeidad. El famoso, aunque tergiversado, “american way of life”.
Por cierto, aunque todo lo anterior lo encontraréis en las páginas de A cien millas de Manhattan no os penséis que no hay críticas a las fisuras de aquel sistema. Las hay, pero se plantean de un modo constructivo. El único que puede plantearse alguien como Guillermo Fesser, casado con una norteamericana oriunda de Rhinebeck, el pueblo que le acogió.
Aquí podéis empezar a leer las primeras páginas de este libro por cortesía de la editorial que lo publica, Aguilar.
Una Biblioteca Heredada: El fantasma de Manhattan (Frederick Forsyth)
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