La Luna en botella (Grojo)
Conozco a Grojo hace unos cuantos años, y sé que no ha dejado de perseguir su sueño por el empedrado de la maldita industria, que no es precisamente un camino de baldosas amarillas por el que andar brincando alegremente. Después de llevar a cabo cortos tan sorprendentes y personales como El topo y el hada, La gotera o Esa habitación del demonio; tras haber pagado su tributo en sangre, sudor, lágrimas y fatiga a ese Saturno voraz que es el mundo de la publicidad, Grojo consiguió al fin poner en largo su película La Luna en botella, justo en los tiempos del Apocalipsis. Que si Sogecine chapa o casi, que si es la elegida para cubrir la cuota de cine español pero ésta no se respeta, que si donde te dije Promoción digo que te ayude Diego y “la mano de dios”... Está visto que tendremos que esperar al DVD para poder disfrutarla masivamente, porque Ellos van a lo suyo. Parecen políticos.
Pero hablemos La Luna en botella.
Se trata de un cuento de corte fantástico al estilo Amelie en el que Grojo hace un alegato contra el NO. Yo parto de la base de que un NO a tiempo puede evitar muchos males, pero estoy de acuerdo con el realizador madrileño en que hay mucho vicioso del NO, y en que hay mucha gente que no es capaz de recuperarse cuando le sueltan alguno en la cara. De esas personas trata La Luna en botella.
“La Luna en botella es la historia de algunos de ellos, gente que sueña con cambiar de vida con utopías cotidianas, aquéllas que no pretenden necesariamente cambiar el mundo, sino la forma en que éste nos trata. A medida que la historia avanza, los personajes descubren que no todo es imposible y que siempre existe una segunda oportunidad; basta creer realmente en ello”.
La película, cuenta con la interpretación de Edu Soto, Bárbara Goenaga, Dominique Pinon, Pep Jové, Leigh Zimmerman o Fedrico Luppi; la música es obra de René Dupéré (creador de la música del Cirque du Soleil), y el póster es obra de Dave McKean, dibujante de las portadas de Sandman. Con esto os podéis hacer una idea de lo que esconde, que no es otra cosa que el universo estético de Grojo, tan rico como sensible.
Bohemia, circo, cabaret, fantasía... se dan cita en la historia de Zeta, un “negro” que ha de terminar una novela de encargo y que busca inspirarse en la clientela del café que frecuenta, el “Café Rossignol”. “Allí intima con Alicia, una guapa camarera que no quiere enamorarse; conoce a Pascal, dueño del local y artista de cabaret que espera nervioso la llegada de sus viejos amigos y amantes Irene y Kurt; o departe con Don José, otro de los clientes habituales, que vive angustiado por una carta que no se atreve a abrir. Todos desean cambiar de vida. Ha llegado el momento de ser valientes, de intentar lo imposible. ¿Podrán meter La Luna en botella...?” Parece que en el cine español NO.
Pero hablemos La Luna en botella.
Se trata de un cuento de corte fantástico al estilo Amelie en el que Grojo hace un alegato contra el NO. Yo parto de la base de que un NO a tiempo puede evitar muchos males, pero estoy de acuerdo con el realizador madrileño en que hay mucho vicioso del NO, y en que hay mucha gente que no es capaz de recuperarse cuando le sueltan alguno en la cara. De esas personas trata La Luna en botella.
“La Luna en botella es la historia de algunos de ellos, gente que sueña con cambiar de vida con utopías cotidianas, aquéllas que no pretenden necesariamente cambiar el mundo, sino la forma en que éste nos trata. A medida que la historia avanza, los personajes descubren que no todo es imposible y que siempre existe una segunda oportunidad; basta creer realmente en ello”.
La película, cuenta con la interpretación de Edu Soto, Bárbara Goenaga, Dominique Pinon, Pep Jové, Leigh Zimmerman o Fedrico Luppi; la música es obra de René Dupéré (creador de la música del Cirque du Soleil), y el póster es obra de Dave McKean, dibujante de las portadas de Sandman. Con esto os podéis hacer una idea de lo que esconde, que no es otra cosa que el universo estético de Grojo, tan rico como sensible.
Bohemia, circo, cabaret, fantasía... se dan cita en la historia de Zeta, un “negro” que ha de terminar una novela de encargo y que busca inspirarse en la clientela del café que frecuenta, el “Café Rossignol”. “Allí intima con Alicia, una guapa camarera que no quiere enamorarse; conoce a Pascal, dueño del local y artista de cabaret que espera nervioso la llegada de sus viejos amigos y amantes Irene y Kurt; o departe con Don José, otro de los clientes habituales, que vive angustiado por una carta que no se atreve a abrir. Todos desean cambiar de vida. Ha llegado el momento de ser valientes, de intentar lo imposible. ¿Podrán meter La Luna en botella...?” Parece que en el cine español NO.
¡Novedad!: Aquí puedes escuchar la entrevista en La Ciudad Invisible de Radio3 (RNE)
Una Biblioteca Heredada: La tentación de existir (Emile Cioran) [Negar]
ResponderEliminarUna Biblioteca Heredada: La tentación de existir (Emile Cioran)
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