Rebeldías posibles (Compañía Cuarta Pared)
Hoy suben a la nave Javier García Yagüe, María Antón y José Melchor, coautor y director el primero y actores los dos últimos de la obra Rebeldías posibles de la Compañía Cuarta pared.
En esta pieza se nos plantea la situación que vive alguien decente en un mundo indecente, y descubrimos lo duro que es, en ocasiones, avanzar contracorriente en esta sociedad de adobados incapaces no ya de reclamar grandes cambios sociales, sino unos céntimos a una teleoperadora.
Precisamente así comienza la obra, con unos centimillos de euro en juego. He aquí la sinopsis:
“Un día, nuestro hombre decide reclamar a una teleoperadora la devolución de unos céntimos por estar en desacuerdo con el criterio aplicado en las tarifas. Ante el desinterés de la empresa por responder a su reclamación, decide llegar hasta el final. Las quejas, denuncias, reclamaciones, recursos y apelaciones le llevan tiempo y dinero. Su mujer entiende el gesto, pero no una causa tan insignificante. En realidad, todo el mundo aplaude el gesto, pero se ríe de la causa.
Las artimañas de la teleoperadora le exigen cada vez más tiempo y dinero, lo que amenaza con arruinar su vida familiar y laboral. Tan sólo encuentra consuelo en una compañera de trabajo que ve en él un quijote contemporáneo, paciente y determinado. Ella le presenta a varias personas como un ejemplo a seguir y sin quererlo, pues si hay algo que rechaza es el afán de notoriedad, se ve obligado a asumir la responsabilidad de liderar las acciones reivindicativas de este grupo formado espontáneamente. A partir de ahí, su vida se desliza por una pendiente de final impredecible, pues la actividad del grupo le enfrenta a situaciones que entran en absoluta contradicción con las ideas que impulsaron su discreta acción inicial.”
En esta pieza se nos plantea la situación que vive alguien decente en un mundo indecente, y descubrimos lo duro que es, en ocasiones, avanzar contracorriente en esta sociedad de adobados incapaces no ya de reclamar grandes cambios sociales, sino unos céntimos a una teleoperadora.
Precisamente así comienza la obra, con unos centimillos de euro en juego. He aquí la sinopsis:
“Un día, nuestro hombre decide reclamar a una teleoperadora la devolución de unos céntimos por estar en desacuerdo con el criterio aplicado en las tarifas. Ante el desinterés de la empresa por responder a su reclamación, decide llegar hasta el final. Las quejas, denuncias, reclamaciones, recursos y apelaciones le llevan tiempo y dinero. Su mujer entiende el gesto, pero no una causa tan insignificante. En realidad, todo el mundo aplaude el gesto, pero se ríe de la causa.
Las artimañas de la teleoperadora le exigen cada vez más tiempo y dinero, lo que amenaza con arruinar su vida familiar y laboral. Tan sólo encuentra consuelo en una compañera de trabajo que ve en él un quijote contemporáneo, paciente y determinado. Ella le presenta a varias personas como un ejemplo a seguir y sin quererlo, pues si hay algo que rechaza es el afán de notoriedad, se ve obligado a asumir la responsabilidad de liderar las acciones reivindicativas de este grupo formado espontáneamente. A partir de ahí, su vida se desliza por una pendiente de final impredecible, pues la actividad del grupo le enfrenta a situaciones que entran en absoluta contradicción con las ideas que impulsaron su discreta acción inicial.”
Cuaderno para Rebeldías posibles (Compañía Cuarta Pared): El hombre bicentenario (Isaac Asimov)
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