La gloria de los niños (Luis Mateo Díez)
Cuando Luis Mateo Díez escuchó el fragmento de De los Apeninos a los Andes, extraído de Corazón de Edmundo de Amicis, con el que introduje su última novela, evocó aquellas lecturas escolares de la escuela republicana que proponían como modelo para la infancia los “niños heroicos”.
Lo cierto, haciendo memoria, es que Luis Mateo Díez nació en Villablino (León) en 1942, y que yo llegué a la obra mientras estudiaba en un colegio de curas, pero lo interesante a mi juicio es que el novelista y miembro de la Real Academia Española de la Lengua haya tratado de recuperar y dignificar aquellos personajes ejemplares para hablarnos, tal y como titula su obra, de La Gloria de los niños.
Según el autor, no hace falta remontarse en el tiempo para encontrar ejemplos de “niños heroicos” ya que estamos constantemente surtidos de "las imágenes por televisión de niños sufriendo las consecuencias de la guerra en cualquier lugar del mundo". La soledad y el desamparo de las posguerras, tanto o más duras que las propias guerras, conforman un paisaje desolado en el que sólo queda "la esperanza de reconstruir el mundo y la voluntad de volver a vivir".
En este cuento que es La Gloria de los niños el protagonista es Pulgar (un poco más alto, se supone, que Pulgarcito) y su misión, encomendada por un padre moribundo, es la de buscar a sus hermanos. Una responsabilidad enorme que Pulgar llevará a cabo con inocencia y bondad. Como bien le dicen «eres un niño poderoso y firme porque la vida te hizo necesario, y en la fuerza de tu inocencia cualquiera puede depositar la confianza. La gloria de que todos fuéramos como tú sanaría al mundo.»
La Gloria de los niños es, al fin, un homenaje a esa patria perdida que es la infancia; una mirada a niños como el tambor sardo, como el Bruno del Ladrón de bicicletas - que presta su imagen a la portada de la novela-; un reconfortante bálsamo para la melancolía puesto que, como dice Luis Mateo Díez, “todos acabamos siendo huérfanos del niño que fuimos".
Aquí puedes empezar a leer la novela La Gloria de los niños.
Lo cierto, haciendo memoria, es que Luis Mateo Díez nació en Villablino (León) en 1942, y que yo llegué a la obra mientras estudiaba en un colegio de curas, pero lo interesante a mi juicio es que el novelista y miembro de la Real Academia Española de la Lengua haya tratado de recuperar y dignificar aquellos personajes ejemplares para hablarnos, tal y como titula su obra, de La Gloria de los niños.
Según el autor, no hace falta remontarse en el tiempo para encontrar ejemplos de “niños heroicos” ya que estamos constantemente surtidos de "las imágenes por televisión de niños sufriendo las consecuencias de la guerra en cualquier lugar del mundo". La soledad y el desamparo de las posguerras, tanto o más duras que las propias guerras, conforman un paisaje desolado en el que sólo queda "la esperanza de reconstruir el mundo y la voluntad de volver a vivir".
En este cuento que es La Gloria de los niños el protagonista es Pulgar (un poco más alto, se supone, que Pulgarcito) y su misión, encomendada por un padre moribundo, es la de buscar a sus hermanos. Una responsabilidad enorme que Pulgar llevará a cabo con inocencia y bondad. Como bien le dicen «eres un niño poderoso y firme porque la vida te hizo necesario, y en la fuerza de tu inocencia cualquiera puede depositar la confianza. La gloria de que todos fuéramos como tú sanaría al mundo.»
La Gloria de los niños es, al fin, un homenaje a esa patria perdida que es la infancia; una mirada a niños como el tambor sardo, como el Bruno del Ladrón de bicicletas - que presta su imagen a la portada de la novela-; un reconfortante bálsamo para la melancolía puesto que, como dice Luis Mateo Díez, “todos acabamos siendo huérfanos del niño que fuimos".
Aquí puedes empezar a leer la novela La Gloria de los niños.
Una Biblioteca Heredada: Corazón [De los Apeninos a los Andes] (Edmundo de Amicis)
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